domingo, 13 de abril de 2014

RURAL NO ES SINÓNIMO DE BUCÓLICO





- Hola buenas noches, le llamo de Villaorejilla del Obispo Sordete. Es para que vengan a ver a mi mujer, que pide médico
- Ehmm ... ¿De qué pueblo dice? ¿Por dónde queda eso?
- Pues coges la Nacional y rápido te sales a la derecha después de la curva. Atraviesas las tierras de la Nicolasa y ya allí arribotón lo ves. Vivimos pasada la ermita.
- Vale, vale, lo buscaremos. De todas formas esté pendiente si ve un coche llegar
- Sí, sí. Mando al hijo a la entrada del pueblo
- Bueno,  ¿y qué es lo que le pasa a su mujer?
- Pues eso me lo tendrá que decir usted. Ella dice que se encuentra muy mal, que vengan pronto.

Este es sólo un pequeño ejemplo de lo que te puede ocurrir una noche de guardia en el medio rural. Suele darse el caso en alguna de las que haces en tu nuevo destino, en una noche de verano y con una enfermera sustituta que está igual o más perdida que tú.

Y es que cuando nos hablan de la Medicina Rural a mucha gente se le viene a la imagen el típico médico varón atractivo de mediana edad, sonriente, maletín de cuero en mano paseando por las calles de una bonita aldea, saludando por su nombre a todos lugareños con los que se cruza y recibiendo agradecimientos de todos ellos por haberles salvado la vida de manera épica en alguna ocasión (o varias)

Cierto es que en el medio rural llevamos la cercanía al extremo y nos adentramos con frecuencia en sus casas y sus vidas. Eso te permite ahondar en lo social y personal de tus pacientes, y hace disfrutar intensamente del ejercicio de tu profesión. Además de médico en no pocas ocasiones te conviertes en consejero, confidente, mediador, ...

Quizá el mayor inconveniente de trabajar en el medio rural es la escasez de medios con que trabajamos. Nos desplazamos de pueblo en pueblo conduciendo nuestro propio vehículo o con el que nos proporciona la Gerencia de turno, que en mi caso puedo decir que es como una condena ... Atravesamos montañas por caminos, y a veces hasta riachuelos !! hasta llegar a una posible urgencia vital organizando en nuestra mente el algoritmo de actuación a seguir cuando lleguemos al domicilio de nuestro paciente, mientras esquivamos al ciervo que se nos cruza en la carretera. 

Para valorar a nuestros pacientes disponemos de poco más que nuestras manos, fonendoscopio y linterna de bolsillo. Con esto exploramos a nuestros enfermos al milímetro y decidimos el tratamiento a seguir; si debemos derivarlo de forma urgente o programada al hospital; si puede ir con su familia o precisa una ambulancia; si la ambulancia debe ser o no medicalizada ... Todo ello teniendo en cuenta el tiempo que lleva el traslado y pensando en las posibles complicaciones que pueden surgir durante el mismo.

En el caso de que consideremos que nuestro paciente precisa una unidad medicalizada por tratarse de un caso grave o que consideremos que precise pruebas que no están a nuestro alcance (no me refiero a cosas complejas, puede ser un barato electrocardiograma al cual no tenemos acceso en atención domiciliaria), hacemos todo lo posible para mantenerlo con vida y con sus síntomas controlados hasta que lleguen "los refuerzos". Pero esto no es suficiente estrés y mientras realizamos estas tareas debemos prepararnos para el "ataque de ego" de lo que yo llamo "Mc Gyver de la medicina", que aparecerán con sus uniformes reflectantes dispuestos a poner en entredicho todo aquello que hasta ahora nosotros hayamos hecho.   

La mayoría del tiempo trabajamos en soledad, o con un poco de suerte (si las acumulaciones lo permiten) con nuestra enfermera al lado. Nunca tenemos un compañero al lado con el que compartir dudas, comentar exploraciones o revisar electrocardiogramas. Cierto es que no podemos basar nuestra aptitud en opiniones, pero el simple hecho de tener alguien al lado con quien comentar una decisión tomada ayuda a estar más relajado.

Con esto no quiero decir ni mucho menos que reniegue del mundo rural, al contrario, me parece la forma más auténtica de ejercer la Medicina de Familia. Somos el "médico de cabecera" en estado puro !! Pero quiero hacer ver a aquellos que llegan en sus helicópteros con sus monitores y arsenal de fármacos, a aquellos que esperan a nuestros pacientes en la puerta de la Urgencia Hospitalaria, rodeados de compañeros intensivistas, cardiólogos, cirujanos,... que nuestro trabajo también tiene su complejidad y nos sentimos muy orgullosos de hacerlo cada día. 

<< Trata a los pequeños como tú quisieras ser tratado por los grandes >> (Proverbio)

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