viernes, 6 de marzo de 2015

WAITING



Algunos entran con un 'buenos días', otros nerviosos y despitastados mirando a todos lados y, los más asiduos, se dirigen a sus conocidos para darse novedades: ¿ya estás mejor del catarro?, ¿qué vienes, a recetas? ¿te mandó volver a ti también?

Si la espera larga van surgiendo las conversaciones entre desconocidos. La cosa suele empezar con temas light tipo 'el tiempo' y pueden acabar con profundas confesiones como 'tomo antidepresivos desde hace dos años porque perdí un hijo en un accidente' 

No suele faltar el niño comprometedor que inicialmente puede aligerar la espera con sus gracietas pero que, con el transcurso de los minutos, puede conseguir aumentar la crispación con sus gritos y saltos de silla en silla. Con alta probabilidad aparecerá al rescate el padre móvil en mano con el vídeo de Pepa Pig en modo on, o una madre amenazante 'como no te estés quieto viene la enfermera y te pincha en el culo' (venga va, fomentando el miedo de los niños a las batas blancas) 

Y el clásico de 'jugar a los médicos' dando consejos y haciendo prescripciones 'porque yo ya llevo mucho pasado y sé hasta más que ellos' 
 - ¿y no te ha pedido análisis? Pues debería porque eso puede ser de que tienes bajas las defensas 
- tendrán que mandarte al especialista, eso aquí no lo llevan 
- tú tómate esas que yo te digo que verás como se te pasa, a mí hasta que no me las mandó no se me quitó
- seguro que te piden radiografía, eso va a ser de la artrosis 

Después de pasarme varias mañanas como paciente infiltrada en una sala de espera, sólo puedo decir que admiro a nuestros pacientes.  Es duro esperar horas cuando te encuentras enfermo o nervioso por recibir unos resultados, y ejemplar la empatía que son capaces de mostrar unos con otros tras sólo unos minutos de contacto. La antesala a nuestras consultas es un pequeño Big Brother versión express.

"Es necesario siempre esperar cuando se esta desesperado, y dudar cuando se espera" (Gustave Flaubert)

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